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Combate

 

Combate Naval del Huáscar en Pisagua
03 de junio 1879

“¡Valientes del Huáscar! La suerte nos coloca por tercera vez al frente de los enemigos i dentro de breves minutos nos empeñaremos en la lucha… No importa que sus fuerzas sean superiores, porque teneis un corazón mucho mas fuerte… i venceréis porque nuestra causa es santa, i porque defendemos, no sólo la honra de nuestra querida patria, sino también la de una república hermana i aliada, injusta i alevosamente ofendida por los mismos enemigos. Tripulantes del Huáscar, ¡Viva el Perú!”. 

(Arenga del Almirante Miguel Grau a su dotación antes del combate de Pisagua. Citado en Ahumada: 1982, 398).

Tras el combate de Iquique librado el 21 de mayo de 1879, el monitor “Huáscar” realizó operaciones sobre las costas chilenas, como la llevada a cabo en Antofagasta el 26 del mismo mes enfrentándose contra las baterías en tierra y la goleta chilena “Covadonga”. Tres días después, cortó el cable submarino, y con esta acción logró incomunicar a este puerto con Valparaíso. 

No obstante, el 30 de aquel mes, el Almirante Miguel Grau, al percatarse de la escuadra chilena que regresaba de su infructuosa expedición al Callao, decidió zarpar de Iquique en dirección noroeste, siendo avistado por la corbeta “Magallanes” y el blindado “Blanco Encalada”, buques chilenos que de inmediato iniciaron su persecución. De esta manera, dicho puerto se vio nuevamente bloqueado el 31 de mayo del mismo año.

Para el 01 de junio, el “Huáscar” se encontraba fondeado en Arica, de donde partió rumbo a Pisagua para cargar carbón. A las seis de la mañana del martes 03, mientras el Almirante Miguel Grau navegaba su buque hacia el sur, en busca de las corbetas chilenas “O’Higgins” y “Chacabuco”, divisó, entre Huanillos y Punta Lobos, dos buques a vapor, y creyendo que podrían ser sus objetivos, se lanzó sobre su caza. Grande fue su sorpresa cuando, estando a cinco millas, reconoció que aquellos buques eran el “Blanco Encalada” y la “Magallanes”, que, al darse cuenta de la presencia del “Huáscar”, volvieron a perseguirlo, esta vez por espacio de cinco horas. Nuestro monitor a duras penas podía alcanzar una velocidad de nueve millas debido a la mala calidad de carbón que había cargado en Pacocha y Pisagua.

La persecución cesó por instante cuando a las 11.30 am el “Blanco”, al percatarse que la distancia que lo separaba del “Huáscar” era tan sólo de tres millas, rompió sus fuegos contra nuestro buque (la corbeta “Magallanes” no participó de este combate). De inmediato “la dotación del Huáscar, con una serenidad digna de los instantes de prueba, se preparó para el combate… i al toque de zafarrancho cada cual pasó a ocupar su respectivo puesto”.

Así, el monitor lució tres pabellones que al unísono de “¡Viva el Perú!” respondió los ataques del blindado chileno con cuatro disparos de cañón de su torre y tres con los de popa. Con esto, el “Huáscar” pudo salir librado sin menoscabar su blindaje ni afectar su dotación, salvo la pérdida de un joven tripulante voluntario que se ofreció para combatir por la patria, Antonio Cucalón, que pereció ahogado tras caer al mar.

Posteriormente, el “Huáscar” arribó al Callao el 07 de junio donde le realizaron reparaciones a sus máquinas.